martes, 1 de abril de 2008






















Vivir en otro planeta es bastante complicado para cualquier animal terrestre, incluido el hombre. La evolución nos ha dotado de organismos completamente adaptados al planeta Tierra, de hecho por lo general especializados en habitats muy concretos y restringidos (el mar, el río, la jungla, el polo, ....). Imaginarse al ser humano viviendo en otro planeta es como pensar en un pez viviendo en tierra firme o en un oso polar viviendo en el trópico.Aparte del problema digno de consideración de la gravedad, que tratamos un par de entradas más abajo, está la cuestión de la atmósfera. Nuestros cuerpos son máquinas que funcionan quemando alimentos con oxígeno en una reacción de combustión muy parecida a la que tiene lugar en el motor de un coche. Para vivir necesitamos una atmósfera que nos permita respirar oxígeno, pero que además nos proteja de los rayos ultravioleta del sol, y en tercer lugar, que permita la circulación de la sangre por nuestras venas.






Como cualquier fluido en movimiento, la sangre se desplaza por nuestro cuerpo con una presión determinada, y lo mismo respecto al aire en los pulmones. Si estuviéramos en el vacío sin atmósfera, esa presión de la sangre y del aire nos hincharía la piel y nos sacaría los ojos de las órbitas entre otras lindezas, aunque se cree que nuestra piel es lo suficientemente fuerte para aguantar sin romperse, o al menos sin reventar. En la vida cotidiana la presión atmosférica exterior compensa nuestra presión interior (no siempre de forma perfecta, y por eso algunas personas tienen la tensión alta o baja); pero en el vacío, la bajísima presión evaporaría el agua de las células, produciendo la muerte en menos de un minuto.Este fenómeno se plasmó de forma muy gráfica en el cine, aunque exagerada porque hemos dicho que se cree que el organismo no llega a reventar en el vacío, en la película Desafio total, de 1990. Dicho film da en el clavo acerca de lo que podría ser una colonia humana en otro planeta (en este caso Marte): un bunker o una burbuja dentro de la cual exista una atmósfera artificial con la misma cantidad de oxígeno y la misma presión que en la Tierra.La falta de oxígeno puede llevar a malformaciones en los fetos de las mujeres embarazadas, que en la película se plasmaban en mutantes de todo tipo. Por otra parte, la sobreabundancia de oxígeno elevaría el riesgo de incendio y convertiría al planeta en un polvorín. Y en el caso de que alguien perfore la burbuja de atmósfera artificial, se encontraría expuesto a un sinfín de radiaciones y con la cabeza a punto de estallar, como Arnold Schwarzenegger y su novia al comienzo (en un sueño premonitorio) y al final de la película. Por lo tanto, pensar en humanos paseándose tranquilamente sin necesidad de escafandra por planetas remotos no pasa de ser un bonito sueño.











Doce monos es un interesantísimo film de ciencia-ficción de Terry Gilliam de 1995 en el que los supervivientes a un holocausto que ha exterminado a la mayor parte de la humanidad proyectan un viaje hacia el pasado para retrotraerse al tiempo anterior a la catástrofe y poder evitarla. Aunque hay muchas películas de viajes en el tiempo, Doce monos ofrece una de las paradojas espacio-temporales mejor diseñadas dramáticamente que se han visto en la pantalla, en la que el protagonista de niño se encuentra consigo mismo de adulto, o desde el otro punto de vista, el viajero en el pasado se encuentra consigo mismo cuando era niño, volviendo a vivir el último recuerdo de su infancia antes de que ocurriera la hecatombe mundial.Las normas básicas de viajes en el tiempo las establece Einstein en su Teoría de la Relatividad Especial, en la que rompe con la idea intuitiva del tiempo lineal e independiente del espacio que tenemos en nuestra vida cotidiana. El tiempo no es algo absoluto, dos sucesos que para nosotros son simultáneos pueden no serlo para alguien que está situado, por ejemplo, en una nave espacial que viaje a mucha velocidad. La velocidad tiene el poder de frenar el tiempo; Einstein lo explicaba en la famosa paradoja de los gemelos: si un astronauta se mete en una nave que se acelere hasta una velocidad próxima a la luz, el tiempo para él va a pasar mucho más lento que para su hermano gemelo que se queda en tierra. Así, cuando el astronauta vuelva a casa, un viaje que para él ha sido corto puede haber durado mucho más tiempo para su hermano, que podría ser viejo mientras él se conserva joven y lozano. El astronauta ha viajado, por lo tanto, al futuro. ¿Puede ahora volver al pasado? Eso ya es más complicado; el tiempo se va frenando a medida que nos acercamos a la velocidad de la luz. Si alcanzáramos esa velocidad el tiempo dejaría de transcurrir. Para viajar hacia el pasado tendríamos que superar la velocidad de la luz, algo que Einstein demuestra que no es posible, puesto que suministrar energía a un hipotético cohete que se moviera a esa velocidad sólo serviría para aumentar su masa y no su velocidad (por la equivalencia entre masa y energía de la que mejor hablamos con más detalle otro día).¿Significa eso que es imposible viajar hacia atrás en el tiempo? Algunos físicos así lo creen, precisamente porque les parece irracional que puedan darse paradojas como encontrarnos con nosotros mismos en el pasado, como ocurre en Doce monos; otros lo consideran factible utilizando como vehículo los llamados agujeros de gusano, pero ese tema hay que analizarlo más a fondo y tal vez los calores húmedos de estos días no sean el escenario más adecuado ....




El hombre invisible

Por decir una en particular. Porque la verdad es que en cualquier película en la que aparece un hombre invisible, se da el mismo fallo.
La pregunta es: ¿cómo demonios ve el hombre invisible?. ¿No tendría que atravesar la luz sus retinas invisibles, sin proyectar ninguna imagen sobre ellas?. La verdad es que en teoría, las retinas, aún siendo invisibles, podrían ser sensibles a la luz (suponiendo que interaccionen con ésta, porque el hombre invisible es tan extremadamente transparente que uno podría creer lo contrario), que llegaría desde todos lados: por encima, por detrás, por delante, por los laterales... Así pues, el hombre invisible estaría cegado debido a una excesiva exposición a la luz, a no ser que ésta fuera muy tenue, en cuyo caso no vería nada en concreto, tan sólo colores difusos. Aunque tal vez haya hombres invisibles sensibles a otras frecuencias luminosas, para las cuales sus tejidos serían opacos. Pero es dudoso.
Otro punto: el hombre invisible no refracta la luz, fenómeno curioso, éste. Si alguien tenía la duda de si las pupilas del hombre invisible podrían proyectar una imagen sobre las retinas invisibles, aunque fuera una imagen de frecuencias no visibles, la respuesta es que no, simplemente porque el índice de refracción de nuestro amiguito es n=1.
De todo esto concluimos que el muchacho tendría que pasearse guiado por un perro lazarillo y con la cabeza metida en un saco para evitar el dolor que le provocaría en los ojos el exceso de luz. Mala suerte.
MITOS DEL CINE - LEYES FISICAS QUE NO SE CUMPLEN
El sonido que se mueve más rápido que la luz
Hollywood siempre se equivoca en esto. En las películas, los truenos no siguen al relámpago (tal y como sucede en la vida real, puesto que el sonido es más lento) sino que ocurren simultáneamente. De igual modo, un distante volcán entra en erupción y la explosión se escucha inmediatamente, en lugar de cinco segundos más tarde por cada milla de distancia (1,6 Km) recorrida. El “boom” de las explosiones en los campos de batalla llegan inmediatamente, sin importar lo lejos que esté el espectador. Incluso las cosas pequeñas, como el “crac” de un bate de béisbol impactando contra la bola, ocurre en el cine de forma simultánea al contacto entre ambos cuerpos, cosa que no sucede en el juego real.
Esos coches que explotan
Cuando estás viendo una peli de acción trepidante, simplemente basta un choque, o quizás un rastro de goteante gasolina que actúa como mecha, y de repente ¡bang! Ves una explosión terrorífica completa y violenta. Pero la gasolina no explota a no ser que se mezcle con un 93% de aire. Las explosiones inducidas por gas se descubrieron en las películas hace relativamente poco (no se las ve en los films en blanco y negro) y ahora la audiencia ya las da por descontadas. En general, no hay necesidad de precipitarse al exterior de un coche accidentado, arriesgándose a sufrir heridas, porque se tema una explosión inminente – probablemente esto no va a suceder.
Los impactos de bala y las patadas de kung fu
hacen que quien los recibe salga volando por la habitaciónCon la llegada de la nueva generación de películas de Kuf fu (entre las que incluyen Matrix o Los Ángeles de Charlie) simplemente no se puede escapar del influjo de la mala física. Si, las escenas de acción son espectaculares y todo lo que quieras, pero en el mundo real el momento se conserva, de modo que cada acción tiene una reacción igual pero opuesta. Así que cuando ves a una chica dar una patada a alguien y hacerle atravesar volando la habitación, técnicamente la persona que da la patada (o que sostiene el arma) debería volar también por la sala en dirección contraria - a no ser que estuviera apoyada contra una pared.
Leyendas sobre las caídas
No nos sorprende cuando el personaje de dibujos animados llamado el Coyote, corre desde lo alto de un risco hacia delante, y queda suspendido momentáneamente antes de caer. Pero en las películas, los autobuses y los coches no deberían ser capaces de saltar sobre el vacío de los puentes, incluso cuando van a toda velocidad. El hecho es, un vehículo caerá incluso aunque se mueva a ala velocidad. Durante el terremoto de 1989 en San Francisco, un conductor vio un agujero sobre el puente demasiado tarde, y probablemente inspirado por las películas, aceleró para intentar cruzarlo. Desafortunadamente las leyes de la física no estaban anuladas, y cayó al agujero y se estrelló al fondo del mismo. Las películas con efectos especiales deberían venir con este aviso: “En esta película se han violado las leyes de la física. No intente realizar estas acciones en casa”.6. Los sonidos de la cienciaEn la gran pantalla, verás a la gente gritar a medida que sus coches viajan a cámara lenta sobre el vacío en el puente. Aunque el problema es que sus voces no cambian. En realidad, si ralentizas el movimiento en un factor de dos, la frecuencia de todos los sonidos debería de caer una octava. Las mujeres sonarían como hombres, y los hombres sonarían como su compañero de curso, jajajajajaja . El sonido es una oscilación del aire. Un do medio, por ejemplo, equivale a 256 vibraciones por sonido. Si el tiempo se ralentiza, entonces hay menos ciclos por segundo, y como resultado el sonido es más grave.
El sonido viaja por el espacio
Esta es la madre de todas las quejas que los científicos realizan sobre las películas del espacio. Por ejemplo, en el espacio el héroe no debería ser capaz de gritarle instrucciones a otro astronauta que se encuentra a varios metros de distancia. La saga de películas “Alien” corregía esta falsa impresión con este eslogan: “En el espacio, nadie puede oír tus gritos”. Y es cierto, el sonido es la vibración del aire, y se siente cuando el aire hace a su vez vibrar tus tímpanos. Pero intenta olvidar esta regla en cuanto puedas, o te arruinará un buen puñado de películas.














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